Wednesday, September 07, 2005

 

El Mesías



Policarpio me hace llegar esta interesante foto de El Mesías durante su estadía en la Academia Moritomo de Sushi en Kyoto, Japón.

Cuenta la historia que el Rey Yajub harto y cansado de desembolsillar grandes cantidades de dinero para que el Mesías se inflara comiendo sushi averiguó que había una beca en la Academia Moritomo para futuros chefs, así sin que el Mesías supiera habló con el Dr. Experimento para solicitarle que le diera unos meses de vacaciones al Mesías y que moviera sus contactos en el Monte Fuji para que le dieran la bequita al Mesías. Después de unos meses todo se concretó y el Mesías partió a Japón con muchas ganas de aprender el arte del sushi.

Una vez en la academia conoció a sus Maestros Hirohito Yamamoto e Hideki Takashi quienes muy amablemente le dieron su uniforme y le apodaron "Naketa Hiragana" que traducido al español es "Barriguita de Mero" pero el Mesías se encontraba muy feliz y se dedicó a estudiar por horas con sus compañeros todas las técnicas de preparación. Así el Mesías fué rigurosamente aprobando las materias entre las cuales se encontraban el arte del Arroz, Pescado y sus variantes, Verduras, Algas Marinas y el uso de la Soya. En pocos días el Mesías se había vuelto un experto en Nigiri, Maki, Temaki y Sashimi.

Pero esta historia no se queda aquí, los japoneses son un pueblo sumamente competitivo y al final del curso cada aspirante a chef debía preparar una bandeja especial usando las técnicas aprendidas y el premio no era nada más y nada menos que visitar la tumba de Godzilla, el lugar exacto donde cayó la bomba atómica en Nagasaki y conocer a Yakito Oh, creador de Dragon Ball y Pokemon, al escuchar esto el Mesías se emocionó y se dijo a si mismo yo gano esta competencia así sea haciendo trampa.

Llegó el esperado día final y después de una emotiva ceremonia donde los aspirantes a Chef de Sushi recibieron un diploma y la bendición de sus Maestros comenzó la competencia. El Mesías queriendo impresionar a los asistentes realizó varios platillos, todos con Pez Loro, un pececillo muy sabroso pero que tiene un venenito adentro capaz de acabar con el planeta, al parecer mientras cocinaba el Mesías se distrajo hablando con sus asistentes de juegos de nintendo, teléfonos celulares, palm pilots y de comiquitas viejas japonesas y simplemente olvidó limpiar el pescado como le habían indicado sus Maestros.

De esta forma los chefs salieron al salón "Onegaishimas" y presentaron sus bandejas para el deleite de los asistentes, todo parecía ir sobre ruedas cuando empezaron a caer cual figurines todos los japoneses retorciéndose del dolor de estómago y sufriendo de asfixia, el caos reinó y nadie sabía lo que pasaba hasta que uno de los presentes gritó "esto es síntoma de envenenamiento por pez loro, quien lo usó en sus platillos?" en ese momento el Mesías sabía que sería recordado en el lejano oriente por siempre por supuesto si lograba escapar vivo de allí, uno de los chefs gritó "ese fué el Mesías, nos trató de asesinar, acábenlo, banzai!!!!!!!!!!" otros japoneses gritaban "este hombre se llama Mesías o Enola Gay?, "hay Amateratsu sálvanos, nos mató a todos", "por las barbas de Hiroito, que nos ha hecho este hombre".

Los pocos japoneses que todavía no habían probado la bendeja del Mesías se embalaron para atraparle y guindarle en los jardines (como se ve en una de las fotos) pero el Mesías habilmente se fué escondiendo por debajo de las mesas hasta lograr escapar por una puerta lateral, ya afuera y sudando por el susto se quitó toda la vestimenta de chef y salió corriendo hasta llegar a la estación de tren, allí vió en las noticias que era buscado en todo Japón y que lo habían bautizado "Enola II".

Después de viajar escondido llegó a Fukuoka en donde logró convencer a un pescador que le llevara a Korea del Sur a cambio de unas barajitas de Ichiro Suzuki y Hideki Matsui, al llegar a Korea cruzó el Mar Amarillo hasta China en donde continuó hacia la India para finalmente volar a Alemania y regresar a Caracas.

Ya en Caracas, se reunió con el Dr. Experimento quien ya se había enterado del terror que había causado el Mesías en el Lejano Oriente, Pérez Olivares le miró y le dijo "Mi querido aprendiz, no esperaba menos de tí, liquidastes unos cuantos japonesitos como buen discípulo mío, espero que hayas aprendido varias técnicas para probar acá". El Mesías sonrió y pensó para si mismo "si este supiera que yo de verdad quería conocer al creador de Dragon Ball y que simplemente puse una torta me inyecta el formol aquí mismo y me vuelve un Matute cualquiera" pero de su boca salió "como no Dr. Experimento, siempre a sus órdenes, mañana mando a buscar unos peces loros".....

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